Camina por unas calles estrechas que le recuerdan todas las calles en las que ha estado pero ninguna en particular. Siente un temblor, que escala en unos segundos hasta un terremoto que hace oscilar el pavimento. Corre en dirección contraria a la que iba, hacia el lugar donde cree que se inicia el movimiento. Llega hasta una plaza donde hay una abertura gigante que hunde la tierra y hace que la gente alrededor caiga en ella mientras grita horrorizada. Camina hacia la abertura, llega hasta el borde de ella, no siente una fuerza que lo atraiga hacia la abertura. Está iluminada, una luz tranquilizadora pese a lo amenazante. Decide entrar a la abertura. La luz es un líquido viscoso que lo ahoga, se mueve desesperado hasta alcanzar el otro lado. Emerge hacia una superficie dura y brillante, oscura. Intenta salir del líquido viscoso, pero nota que el lugar en el que se encuentra se mueve rápido y en distintas direcciones, como si fuera a la deriva. Siente unos zumbidos a los lados, ve que alrededor de la superficie hay unas alas transparentes que se mueven rápido. Luego mira hacia la punta de la superficie y ve al final de ella unos cuernos largos y bajo ellos unas mandíbulas gigantes. Saca su cuerpo un poco más del líquido para asomarse, y ve que debajo de la superficie hay varias patas alargadas, y más abajo de ellas, a lo lejos, se ve una multitud de minúsculos pasajes, y en el centro una pequeña abertura luminosa.